110
Me has dicho alguna vez que pareces un reloj descompuesto, que suena a destiempo: estás frío, seco y árido a la hora de tu oración; y, en cambio, cuando menos era de esperar, en la calle, entre los afanes de cada día, en medio del barullo y alboroto de la ciudad, o en la quietud laboriosa de tu trabajo profesional, te sorprendes orando... ¿A destiempo? Bueno; pero no desaproveches esas campanadas de tu reloj. —El Espíritu sopla donde quiere.
Materias
Referencias a la Sagrada Escritura
Este punto en otro idioma
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/camino/110/ (22/05/2024)