274
«Padre –me decía aquel muchachote (¿qué habrá sido de él?), buen estudiante de la Central1—, pensaba en lo que usted me dijo... ¡que soy hijo de Dios!, y me sorprendí por la calle, ‘engallado’ el cuerpo y soberbio por dentro... ¡hijo de Dios!»
Le aconsejé, con segura conciencia, fomentar la «soberbia».
Materias
Notas
1
La Central: así se llamaba a la Universidad de Madrid en la época en que fue escrito Camino.
Este punto en otro idioma
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/camino/274/ (13/02/2025)