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Así actuaron los primeros cristianos
Así actuaron los primeros cristianos. No tenían, por razón de su vocación sobrenatural, programas sociales ni humanos que cumplir; pero estaban penetrados de un espíritu, de una concepción de la vida y del mundo, que no podía dejar de tener consecuencias en la sociedad en la que se movían.
Con un apostolado personal semejante al nuestro, fueron haciendo prosélitos y, durante su cautividad, ya enviaba Pablo a las iglesias los saludos de los cristianos que vivían en la casa del César42. ¿No os conmueve aquella carta encantadora que dirige el Apóstol a Filemón, que es un testimonio vivo de cómo el fermento de Cristo –sin pretenderlo directamente– había dado un nuevo sentido, por el influjo de la caridad, a las estructuras de la sociedad heril?43.
Somos de ayer y llenamos ya el orbe y todas vuestras cosas: las ciudades, las islas, las aldeas, los municipios, los concejos, los mismos campamentos, las tribus, las decurias, el palacio, el senado, el foro: solo os hemos dejado vuestros templos, escribía –poco después de un siglo– Tertuliano44.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/carta-29/22/ (15/11/2025)