28
Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas
¡Cuánto espera el Señor de vuestro trabajo constante, ilusionado y lleno de entusiasmo –aunque sin ilusión y entusiasmo sensibles, con frecuencia–, con el que tratáis de cristianizar todas las actividades del mundo: poner a Cristo en la cumbre de todas las actividades humanas!
Esa labor es particularmente propia de mis hijos y también de mis hijas Supernumerarias, tan recias –a veces más que los varones– en llevar la sal y la luz de Cristo a los ambientes en que se mueven: el hogar y la vida de relación social y el ejercicio de las profesiones más varias.
Releed aquel pasaje del Viejo Testamento, en el que Judit tuerce la voluntad del pueblo y de sus jefes, dispuestos a entregar la ciudad a los ejércitos enemigos. Llegaron a los oídos de Judit –dice el sagrado texto– las desatinadas palabras que el pueblo había dirigido al jefe... e hizo llamar a los ancianos de la ciudad, Ocías, Cabris y Carmis, y cuando llegaron les dijo: escuchadme, príncipes de la ciudad de Betulia. No es acertado lo que hoy habéis dicho al pueblo... ¿Quiénes sois vosotros para tentar a Dios, los que estáis constituidos en lugar de Dios en medio de los hijos de los hombres? ¿Pretendéis poner a prueba al Dios omnipotente? ¿No acabaréis de aprender?59 Reprensión llena de energía y audacia que es un exponente de lo que una mujer sobrenatural y valiente, fiel a su conciencia, puede influir en el curso de la vida pública –normalmente de un modo callado, discreto y eficacísimo– a la hora de defender los intereses de Cristo. No dejéis de meditar tampoco en la fortaleza de María Santísima y de aquellas santas mujeres, que se mantuvieron enteras y firmes al pie de la cruz, cuando desertaron los varones, a la hora de la cobardía general.
Hijas e hijos míos, si conserváis este buen espíritu, se podrá aplicar a vosotros hoy lo que el libro de los Hechos dice de los Apóstoles de Jesús: por las manos de los Apóstoles se realizaban muchos milagros y prodigios en el pueblo60. Serán –los vuestros– milagros sin espectáculo, pero estad seguros de que serán verdaderos milagros.
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/carta-29/28/ (15/11/2025)