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Vuestro trabajo apostólico, hijos míos, no es una tarea eclesiástica[9]. Y, aunque no hay de suyo inconveniente en que algunos forméis parte de asociaciones de fieles, no será esto lo normal, porque el apostolado específico para el que os prepara la Obra –el que Dios quiere de nosotros– no tiene matiz confesional[10].

Vivimos, con esa discreción, una maravillosa humildad colectiva, porque al trabajar silenciosamente, sin alardear de éxitos o de triunfos –pero, vuelvo a decir, sin misterios ni secreteos, que no necesitamos para servir a Dios–, pasáis inadvertidos entre los demás fieles católicos –porque eso sois: fieles católicos–, sin recibir aplausos por la buena semilla que sembráis.

Con todo, especialmente en lugares rurales –donde lo contrario podría resultar extraño–, algunos podéis trabajar en las cofradías y otras obras apostólicas parroquiales, procurando animarlas, vivificarlas, pero, de ordinario, sin ocupar cargos. Por eso, los que dirijan asociaciones de fieles que –por desgracia– tengan afanes de monopolio, no deben temer que les arrebatemos su dictadura exclusivista, porque nuestro criterio es que, para hacer su labor, ya están ellos. Nosotros debemos actuar con nuestro modo propio, bien diverso.

Pero, como fieles cristianos que sois, si las circunstancias del ambiente y la mayor eficacia del apostolado no aconsejan otra cosa, no estéis ausentes del culto público, que la sociedad como tal está obligada a rendir al Señor. He sufrido tantas veces al contemplar manifestaciones de culto en las que faltaba la comunidad, no aparecía en ellas la familia, el pueblo de Dios. Estoy seguro de que, si sois fieles, será una realidad ese culto público, sobrio y digno, sin alharacas ni extremismos que lo convierten a menudo en algo pintoresco.

Notas
[9]

«no es una tarea eclesiástica»: es decir, para Escrivá el apostolado es tarea de cada persona, no de la institución, la cual se limita a orientar y a asistir pastoralmente a las personas que pertenecen o se acercan al Opus Dei. Su idea es que la acción apostólica es siempre responsabilidad y fruto de la iniciativa de los miembros, cooperadores o amigos, que se benefician de la orientación y ayuda espiritual que se les proporciona. (N. del E.)

[10]

«no tiene matiz confesional»: la misión como discípulos de Jesús en el mundo brota de la conciencia bautismal y se despliega en las relaciones personales que cada uno cultiva. Por eso, puede no tener un matiz oficialmente católico o “confesional”, pues brota de la vida de fe personal y se expresa en el ejercicio de la propia profesión o actividad secular. (N. del E.)

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