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Trabajad activamente con nuestros Cooperadores. Aumentad su número sin miedo: cuantos más, mejor. Atendedlos, formadlos: que tengan siempre labor entre manos, algo que hacer. Mantenedlos en movimiento, como en ejercicios deportivos. Ampliad continuamente la base de vuestras amistades y hacedles llegar, de un modo y de otro, la doctrina y el ánimo. Tendréis así la mayor extensión de la red divina, endeble, pero eficaz. Y si mantenéis la vibración de este buen espíritu apostólico, haréis un bien incalculable –suave y enérgico– a la humanidad entera.
Nos ayudarán también con su oración y su vida escondida las comunidades religiosas –en especial de clausura–, que admitimos como Cooperadoras y que entienden muy bien nuestro espíritu de contemplativos en medio del mundo. Ellas son contemplativas desde su apartamiento del siglo; nosotros, contemplativos en el seno y en las estructuras de la sociedad civil. Dos manifestaciones –diversas, específicamente distintas– del mismo amor a Jesucristo.
Entre nosotros, noblemente trabajando unidos codo con codo en las tareas apostólicas o ayudando, para que podamos trabajar, hay tantos amigos y Cooperadores. Y algunos viven lejos de Dios Nuestro Señor o no le conocen. Meditad aquellas palabras de San Pedro: satagite ut, per bona opera, certam vestram vocationem et electionem faciatis66. Procurad que esos amigos nuestros, tan fraternalmente queridos, continúen en el ejercicio de sus buenas obras; y no dudéis de que, si les ayudamos con nuestra oración y con nuestra leal amistad –siempre en el máximo respeto a la libertad personal–, muchos recibirán la gracia para hacer su elección de cristianos.
2 P 1,10 (Vg). La versión de la Neovulgata ha cambiado el texto de la Vulgata que aquí cita san Josemaría, eliminando «per bona opera». La traducción de la Conferencia Episcopal Española (2008) es la siguiente: «poned el mayor empeño en afianzar vuestra vocación y vuestra elección». (N. del E.)
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/carta-29/43/ (17/11/2025)