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Mienten —o están equivocados— quienes afirman que los sacerdotes estamos solos: estamos más acompañados que nadie, porque contamos con la continua compañía del Señor, a quien hemos de tratar ininterrumpidamente.
—¡Somos enamorados del Amor, del Hacedor del Amor!
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/forja/38/ (17/09/2024)