294
Ese encanto inconcreto y placentero del mundo…, tan constante. Las flores del camino —te atraen sus colores y sus aromas…—; las aves del cielo; las criaturas todas…
—¡Pobre hijo mío!: es razonable. De otro modo, si no te fascinaran, ¿qué sacrificio ibas a ofrecer a Nuestro Señor?
Materias
Este punto en otro idioma
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/surco/294/ (12/05/2024)