673
No podemos atribuirnos nunca el poder de Jesús, que pasa entre nosotros. El Señor pasa, y transforma las almas, cuando nos ponemos todos junto a El, con un solo corazón, con un solo sentir, con un solo deseo de ser buenos cristianos; pero es El, no tú, ni yo. ¡Es Cristo que pasa!
—Y además, se queda en nuestros corazones —¡en el tuyo y en el mío!—, y en nuestros sagrarios.
—Es Jesús que pasa, y Jesús que se queda. Permanece en ti, en cada uno de vosotros y en mí.
Materias
Este punto en otro idioma
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/forja/673/ (15/03/2025)