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¿Planificarlo todo? —¡Todo!, me has dicho. —De acuerdo; es necesario ejercitar la prudencia, pero ten en cuenta que las empresas humanas, arduas u ordinarias, conservan siempre un margen de imprevistos…, y que un cristiano, además, no debe cerrar el paso a la esperanza, ni prescindir de la Providencia divina.

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