203
La alegría de los pobrecitos hombres, aunque tenga motivo sobrenatural, siempre deja un regusto de amargura. —¿Qué creías? —Aquí abajo, el dolor es la sal de nuestra vida.
Este punto en otro idioma
Documento imprimido desde https://escriva.org/es/camino/203/ (30/08/2024)