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Me escribes en la cocina, junto al fogón. Está comenzando la tarde. Hace frío. A tu lado, tu hermana pequeña —la última que ha descubierto la locura divina de vivir a fondo su vocación cristiana— pela patatas. Aparentemente —piensas— su labor es igual que antes. Sin embargo, ¡hay tanta diferencia!
—Es verdad: antes “sólo” pelaba patatas; ahora, se está santificando pelando patatas.
Materias
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/surco/498/ (26/03/2025)