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Al dedicarse a esa labor de preparar a otros para la enseñanza, procurarán inculcarles el profundo convencimiento de que la profesión docente ha de ejercitarse con un abnegado espíritu de servicio, y que exige una dedicación plena; que deben contribuir a que en todos los ambientes de la enseñanza reine un clima de libertad, de comprensión, de recíproca estimación, de rectitud y de amor a la verdad. Les harán ver que tendrán a su vez el deber de formar a otros, con la alegría de que puedan llegar a ser mejores que ellos.

También aquí podríamos aplicar de algún modo aquellas palabras del Señor: qui autem fecerit et docuerit, hic magnus vocabitur in regno caelorum26; será, hijos míos, tenido por grande en el Cielo quien, además de procurar vivir con rectitud y con eficacia su propio trabajo, haya enseñado a otros, de modo que puedan empezar ventajosamente donde él ha terminado.

Notas
26

Mt 5,19.

Referencias a la Sagrada Escritura
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