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En vuestra labor, tened muy en cuenta a los padres. El colegio –o el centro docente de que se trate– son los chicos y los profesores y las familias de los chicos, en unidad de intenciones, de esfuerzo y de sacrificio. Esta es una de las razones por las que, en los centros que no sean de grado superior y, en general, si los alumnos son todavía muy jóvenes, no tendremos nunca internado: los chicos deben estar con sus padres; internado, solo para mayores, y con las puertas bien abiertas.

Buscamos hacer el bien primero a las familias de los chicos, luego a los chicos que allí se educan y a los que trabajan con nosotros en su educación, y también nos formamos nosotros al formar a los demás. Los padres son los primeros y principales educadores31, y han de llegar a ver el centro como una prolongación de su familia. Para eso es preciso tratarles, hacerles llegar el calor y la luz de nuestra tarea cristiana. Tened en cuenta además que, de otra forma, podrían fácilmente destruir –por descuido, por falta de formación o por cualquier otro motivo– toda la labor que los profesores hagan con los estudiantes.

Notas
31

Cfr. Pío XI, enc. Divini illius Magistri, p. 59.

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