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Unidad en la caridad, en el amor de Dios, para que todos los hombres conozcan que el Señor les ama y les quiere salvos: que amó tanto Dios al mundo, que no paró hasta dar a su Hijo unigénito, a fin de que todos los que creen en él no perezcan, sino que vivan vida eterna30.
Ese afán de unidad, hijas e hijos de mi alma, es también otro motivo más para que queramos al Papa con todas nuestras fuerzas y estemos siempre dispuestos a servirle, sea quien sea su Persona Augusta. Cuando lleguéis a ser viejos, y yo haya rendido cuenta a Dios, no dejéis de decir a vuestros hermanos que el Padre quería al Papa con todo su corazón.
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Documento imprimido desde https://escriva.org/es/cartas-2/211/ (10/11/2024)