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Servir a la Iglesia en cualquier parte

Termino ya, hijas e hijos de mi alma. Con el espíritu que habéis recibido, con alegría grande, disponeos a ir donde os llame el servicio de la Iglesia Santa de Dios. Y, en cualquier lugar, la naturalidad de vuestra vida –hombres y mujeres cristianos– os hará instrumentos eficacísimos para sobrenaturalizar todas las actividades terrenas, también en los lugares donde la Iglesia esté perseguida o donde no se conozca el nombre de Jesús, y –unidos en la labor de todo el Cuerpo Místico– restauraréis todas las cosas en Jesucristo41. No olvidéis que no trabajo esperando paga en este mundo. Pero el Señor es tan bueno, que me la da: ¡vuestra fidelidad!

Maiorem horum non habeo gratiam, quam ut audiam filios meos in veritate ambulare42, en ninguna cosa tengo más gusto, que cuando entiendo que mis hijos van por el camino de la verdad. Por eso, me uno ahora nuevamente a la oración del Señor –sanctifica eos in veritate43, santifícalos en la verdad–, y pido que la sinceridad y la verdad de un servicio abnegado os acompañen siempre, por todos los caminos del mundo.

Notas
41

Cfr. 1 Co 15,27-28; Ef 1,10.

42

Cfr. 3 Jn 4.

43

Jn 17,17.

Referencias a la Sagrada Escritura
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